Desde mayo la población de elefantes de Botswana se ha visto afectada. Actualmente, han aparecido 350 ejemplares fallecidos. El 70% de los cuerpos fueron encontrados alrededor de los pozos de agua.
El hecho se considera un desastre ambiental y de conservación. Hace muchos años que no se veía la muerte masiva de animales. Aún no se sabe cuáles son las causas de los decesos; sin importar edad y sexo están falleciendo, incluso ejemplares jóvenes se ven demacrados por lo que se espera su muerte en los próximos días.
Pobladores de las zonas han sido testigos de cómo los elefantes dan vueltas en círculos sin control, una señal de daño neurológico. Además, muchos de los cadáveres han caído de bruces, de frente, por lo que se sospecha una muerte rápida en algunos ejemplares.
Las hipótesis apuntan a envenenamiento o a un patógeno desconocido. Se descartó el ántrax, arma biológica que causa enfermedad bacteriana. También se dice que el COVID-19 forma parte de las hipótesis.
Por otra parte, el cianuro sigue sin descartarse, este veneno normalmente se usa por los cazadores para extraer sus colmillos, sin embargo, los animales carroñeros no presentan síntoma alguno. Los conservacionistas resaltan que, aunque no hay la cantidad de buitres esperados no se ven muriendo al consumir los cadáveres.
Los proteccionistas están alarmados por la falta de urgencia con la cual se ha llevado las pruebas a estudios. Resaltan que empresas privadas ya ofrecieron ayuda, pero esta no se ha sido tomada en cuenta.
Por su parte, el director interino del Departamento de Vida Silvestre y Parques Nacionales de Botswana; afirma que están consciente de la situación y se está tomando las medidas pertinentes.