Muchas personas confunden a los búhos y las lechuzas, o piensan se trata del mismo animal. Son grupos de aves rapaces o predadoras nocturnas (salen a cazar de noche) que tienen un pico y patas adaptadas para cazar otros animales.
Es poco o nada lo que conocemos sobre estos animales, con quienes debemos tener una convivencia respetuosa y velar por su protección, ya que hacen parte del equilibrio de nuestro entorno natural.
La mayoría de aves rapaces del mundo son búhos, se cuentan más de 220 especies, mientras que lechuzas no son más de 20.
Las diferencias entre ambos son principalmente anatómicas, haciendo que se separen en dos familias: Titonidos (lechuzas) y Estrigidos (búhos). La manera más sencilla de distinguirlos es por la forma de la cara, de hecho, el disco facial de las lechuzas tiene una forma acorazonada y no está cubierto por plumas, mientras que en los búhos el disco facial no tiene esa forma de corazón y está cubierto de plumas.
Las plumas de las lechuzas tienen en los bordes ‘flequillos’ algo que les permite que puedan tener un vuelo más silencioso.
En el argot popular se piensa que los animales nocturnos necesitan una excelente visión para cazar, y esto se confirmas en los búhos al tener ojos grandes, pero la lechuza son la excepción; ellas tienen los ojos pequeños.
Los búhos cazan en la penumbra guiados por su vista mientras que la lechuza caza guiada por su oído mediante las ondas sonoras que emite su presa.
Una de las características más conocidas de búhos y las lechuzas es la capacidad de girar la cabeza hasta 180° a cada lado. Esto les permite detectar posibles presas con un mayor rango de terreno.