“Actualmente, ‘Astor’ es un cachorro de Cocker Spaniel americano de ocho meses de edad. Coqueto y juguetón llegó a nuestro hogar para llenarnos de diversión y alegría cuando apenas contaba con 58 días de nacido”.
“Como todos los dueños primerizos de mascotas, nos preocupamos por su bienestar. En la búsqueda de asesoría, para hacer bien nuestra tarea, alguien nos preguntó si estábamos inscritos en el Club de Cocker de Barranquilla. Confieso que, para ese momento no teníamos la menor idea de que hubiese un club para perros de esa raza”.
“En un principio la idea confunde, ya que se tiene un concepto «élite» acerca de los clubes. Uno se imagina que tendría que hacerse pagos de membresías y cumplir normas estrictas y que, posiblemente, evaluarían el pedigree de cada animal; vaya idea más errónea.
Entre inducciones, asesorías y sonrisas
“El tema es tan interesante que, por pura curiosidad, y al saber que la inscripción era gratuita y por Whatsapp, decidimos ingresar para despejar dudas. Desde ese momento comenzó una maravillosa relación con humanos que convivían con esta espectacular raza”.
“Entrar al Club nos permitió conocer de cerca las experiencias de otras familias en la convivencia con un cocker, estos bellísimos amigos peludos son toda una sensación. Su energía constante, inteligencia y ternura hacen de esta una raza para verdaderos petlovers”.
“A través del club aprendimos a mimar mejor las orejas de ‘Astor’, este es un distintivo de la raza y, a su vez, un gran punto de cuidado; a mantener la salud del pelo, la digestión y la salud mental y emocional de nuestra mascota. En el club se escuchan recomendaciones y consejos a diario. Se comparten hasta los fracasos y los errores más comunes con los que en el camino se puede uno encontrar”.
El club, una gran familia
“No sé demora uno en hacer amistades con los miembros humanos y hasta con los caninos. Ya que es fácil distinguirlos gracias a tantas fotos y videos compartidos por sus miembros”.
“El club genera los espacios recreativos como lo son los encuentros, caminatas, salidas al parque etc., allí se van estrechando los lazos y se generan bellas y duraderas alianzas y hasta cruces y romances perrunos”.
“Gracias al compartir diario y activo en las redes sociales del club, nuestras experiencias alimentan el contenido necesario para orientarnos en métodos de crianza y cuidados de la raza más ‘Cocketa’; como cariñosamente les decimos a los cockers”.
“Formar parte de un club facilitó muchísimo la crianza de ‘Astor’ y nos permite visualizar cómo podría ser en el futuro y cómo superar los retos y aventuras por vivir junto a nuestro hermoso, felpudo y orejón amigo; todo gracias a esa maravillosa familia, ‘cocketa’ de corazón”.
Colaboradora
: Maite García Sandoval