Los gatos son animales que, literalmente, se pueden divertir con cualquier cosa. Una de ellas son las cajas, este objeto inanimado tiene un ‘no sé qué’ que los hipnotiza, pero, ¿por qué?
Se ha demostrado que este comportamiento no solo sucede en animales pequeños sino también en grandes felinos. Cuidadores del recinto Big Cat Recue quisieron probar cómo reaccionaban sus mininos gigantes ante la presencia de una caja; el resultado que dieron linces, pantera, leones y tigres de bengala fue el mismo que en los peludos domésticos, comodidad y diversión a cuestas.
Amor a las cajas, Posibles de los motivos
El motivo principal es la curiosidad, naturaleza innata en cualquier felino. A ellos les encanta explorar, acercarse cuidadosamente lo desconocido. Al tratarse de una caja es factible que también les llame la atención la textura de las mismas. Ellos, por ley, tienen que ver e indagar de qué se trata.
Los expertos también comparten que el felino siente protección dentro de la caja, además que funciona como escondite para embostar y atrapar a una posible víctima o juguete.
También se maneja la hipótesis que las cajas le brindan esa sensación de seguridad o resguardo ante los depredadores; esto es algo que también sucede con los gatos domésticos, aunque no corran peligro alguno en su hogar.
Sensaciones térmicas y antiestrés
Es muy probable que tu gato adore la caja por la temperatura cálida que esta le brinda. A los gatos les encanta permanecer en lugares donde el calor les cobije, es por ello que les encante esconderse entre tus sabanas.
Los estudiosos expresaron que las cajas son utilizadas en refugios. Esto se hace directamente para que los gatos recién llegados se adapten rápidamente al lugar. Es normal que sientan estrés al llegar a un lugar desconocido, lleno de aromas, ruidos y sujetos de distintas especies.
En resumen, para tu gato una caja es un recinto, un templo portátil antiestrés. Es esa cueva que brinda protección ante cualquier peligro y es su sitio privado en el que puede echar largas siestas sin ser molestado y el lugar perfecto para acechar a sus presas.