Las feromonas son sustancias químicas que se producen a través de determinadas glándulas situadas en el rostro, patas o a los costados del animal.
Su función es transmitir mensajes tanto ejemplares de una misma especie como a otros animales. De igual manera, pueden ser esparcidas mediante la orina y las heces. La mayoría de las ocasiones genera un cambio de comportamiento en aquel que recibe el mensaje. Dichas señales pueden ser de advertencia o una invitación para aparearse.
Entre señales y comodidades
Los gatos, por ejemplo, normalmente, pueden segregar distintos tipos de feromonas: sexuales, sociales, tranquilizantes y territoriales. Estas señales son percibidas a través del órgano vomeronasal o de Jacobson.
Ahora bien, estudios han revelado que tanto la ausencia y como presencia de cierto tipo de feromonas en el ambiente felino puede afectar en el comportamiento, especialmente si existen señales de estrés.
En ocasiones, el sistema nervioso central eleva su actividad produciendo hormonas no tan positivas en el animal.
El simple hecho de cambiar de lugar el recipiente de comida puede acarrear estrés en los gatos, por ejemplo. En los perros, las mudanzas no son tan agradables como para los humanos.
Feromonas artificiales
El estrés en las mascotas puede arrastrar cambios negativos en el comportamiento y en su salud. La conducta de marcaje indeseado y constante es una de ellas; inapetencia, caída del pelaje y mal humor son algunas de las consecuencias.
Los avances en el área veterinaria han desarrollado infinidades de hormonas sintéticas que ayudan a equilibrar física y emocionalmente al afectado. El uso de estos productos ha tenido resultados positivos frente a problemas de marcaje o de estrés, por ejemplo.
Es importante que primero consultes con el médico veterinario de cabecera de tu mascota antes de usar cualquier tipo de medicina, alimento o juguete con ella.