Convivir con una gata en celo, en ocasiones, puede ser un poco complicado. La buena noticia es que existen formas de sobrellevarlo. Te explicamos en qué consiste este periodo natural reproductivo.
Lo primero que debemos entender es que el periodo de celo es algo natural y fundamental en el ciclo reproductivo de los gatos. Y si bien su comportamiento durante ese periodo puede resultar complicado para algunos petlovers, debemos aprender a lidiar esta época de ‘calor’ sexual.
Durante el celo, se presenta en las gatas unas señales a través de las cuales comunican a los gatos machos que ya están receptivas sexualmente hablando, listas para la cópula y para reproducirse.
Resulta fácil entonces identificar cuándo una gata está en celo porque los síntomas son muy característicos, entre ellos, los maullidos típicos que para algunos puede resultar molesto por ser insistentes, lastimeros y desesperados, pero es su manera de avisar que es fértil.
Opiniones de expertos
“Las gatas se vuelven más cariñosas y tienen cambios en su carácter debido a las fluctuaciones hormonales. Las gatas suelen frotar sus cuerpos contra sus amos, pero una gata en celo se frotará contra todo lo que encuentre, incluyendo muebles. También ruedan por el suelo, se acuestan sobre su lomo y muestra su vientre y genitales, y levanta la cola de forma habitual”, explicó a la revista petLovers el médico veterinario Belisario Roncallo Meneses.
Nos aclara que, a diferencia de las perras, las gatas son poliéstricas, es decir, tienen varios celos en el transcurso del año. La luminosidad generada por la luz solar incide mucho en que se presente la época de celo, por ello, en nuestra región Caribe los meses de febrero y agosto, por ser de mucho sol, son de mayor prevalencia de periodos de celo. Exponer a las gatas a mucha luz artificial también las predispone.
“Esto se debe a que la alta luminosidad disminuye en las gatas la melatonina, estimulándose la hipófisis y con ello la ocurrencia del ciclo reproductivo. Otros factores como la presencia de gatos machos cerca a la gata, también la estimula”, resalta el doctor Belisario.
La gata entre ‘calenturas’ y arañazos
Respecto a la duración del celo, este puede oscilar entre unos 12 días, con intervalos de dos a tres semanas. El ciclo de celo se divide así:
Etapa Proestro: en esta fase la gata muestra comportamiento de ‘calor’, atrae al macho, pero no deja que la monte.
Etapa Estro: en esta fase, que es la que se conoce como celo propiamente dicho, la hembra se deja montar por el macho. Los comportamientos como maullidos y restregones se hacen más frecuentes.
Anestro: es la fase de reposo.
“El momento exacto en que la hembra tiene su primer celo varía entre los cinco y diez meses, debido a diversos factores. Las hembras de pelo corto, como la raza Siamés, alcanzan la pubertad antes (4 a 6 meses de edad) que las de pelo largo como el Persa (8 a 10 meses). Es un tema genético”, agrega el doctor Roncallo Meneses.
Y resalta que no todas las cópulas harán que la gata quede preñada, pero si es positiva, después de destetar a sus crías -tiene entre 4 y 6 por parto en promedio-, la gata entra en celo nuevamente si hay la luminosidad apropiada.
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En las gatas -anota el doctor- también se puede presentar esterilidad debido a quistes ováricos, estrechez de las trompas de falopio o por inflamación del tracto perineo costal. “Las que tienen alteraciones del útero o en las trompas, presentan el celo, pero sin ovular. Pero si el problema es ovárico, no habrá progesterona y por lo tanto no va a presentarse el celo”.
Para calmar a nuestra gatica debemos ser cariñosos con ella y darle mimos durante esos días, buscarle un sitio y tranquilo en casa, evitar el contacto con un gato macho no esterilizado si no queremos que tenga crías o administrar hormonas anticonceptivas para eliminar el celo, pero deben darse con supervisión médica, ya que a largo plazo pueden traer consecuencias para su salud.
Por: Fernando Díaz Granados / Agradecimiento: M.V. doctor Belisario Roncallo Meneses