Es posible que hayas escuchado acerca de ellas, pero no tienes idea qué son o para qué sirven las glándulas anales en ti mascota.
Los sacos anales, como también se les conoce, son dos glándulas situadas en esfínter externo del ano tanto de perros como de gatos. Se encargan de segregar sustancias lubricantes para una mejor expulsión de las heces fecales del animal.
En los perros, también tienen la funcionalidad de marcaje con feromonas. Esta es una de las razones por las que los canes se huelen el ano cuando están frente a sus congéneres; de allí, obtienen información del sujeto en cuestión.
El tamaño de cada glándula dependerá de la talla del perro, pero normalmente están entre uno o dos centímetros.
Poseen un arroma particularmente fuerte y penetrante, pero funcional para las especies en cuestión. Son susceptibles y al inflamarse producen dolores y molestias características en el afectado.
Posible molestias y soluciones
Aunque la mayoría de los animales tienen la facultad de vaciar sus sacos anales por si solos, en ocasiones, estos pueden obstruirse o inflamarse acarreando molestias y dolores a tu mascota. Si no es atendido a tiempo puede agravarse, desarrollando cuadros de fiebre, abscesos, llegando, en ocasiones; a que la única soluciona para esto sea a través de una intervención quirúrgica.
El experto veterinario debe ser el encargado de vaciar o drenar estas bolsas para evitar complicaciones indeseadas.
Los abscesos se caracterizan por la expulsión de material purulento y sanguinolento. Lo mismo sucede con lo que clínicamente se conoce como la ‘impactación de los sacos’ que se desarrolla por el exceso de líquido pastoso.
Los expertos en medicina veterinaria comparten que es importante que los sacos anales estén vacíos, por lo que recomiendan hacer la limpieza de glándulas una vez cada dos meses con el fin de evitar abscesos indeseados.