El Instituto de Diagnostico Ambiental y Estudios del Agua junto a la Universidad de Barcelona, en España, informó acerca de la acumulación de aditivos químicos asociados al plástico en los tejidos musculares de algunos ejemplares de tortugas marinas del Mediterráneo.
Desde hace algún tiempo los expertos tenían conocimiento acerca de las consecuencias que tiene el plástico en las especies marinas como tortuga boba, Caretta caretta, por ejemplo; debido a su alto nivel de ingesta.
Por otra parte, se desconocía la afectación que esto tenía a nivel químico a través de la acumulación de contaminantes en su organismo; lo que concluye que dichos reptiles, así como otras especies marinas, están expuestas continuamente a los aditivos asociados al plástico.
Repercusión en el ámbito mundial
La investigadora Ethel Aljarrat, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, comenta que el hábitat de la tortuga boba, o Caretta caretta; se extiende por todos los océanos del mundo, incluyendo el Mediterráneo.
El estudio demostró que las especies marinas no solo se ven perjudicadas físicamente, como cuando quedan atrapadas en redes; sino que también son dañadas por la acumulación de toxoides que no pueden detectarse a simple vista.
Intervenciones asistidas por animales
Tema preocupante
La fuente de contaminación no es la ingestión directa del plástico como tal, sino que fue analizada la dieta cotidiana de las tortugas; es decir, sardinas, medusas y calamares. Dichas especies también mostraron tener partículas de plastificantes organofosforados en ellas.
Se analizaron 19 compuestos químicos asociados al plástico que están claramente señalados como posibles cancerígenos, agentes neurotóxicos y disruptores endocrinos.
Los estudiosos aseveran que los niveles de aditivos químicos asociados al plástico son aún más elevados en las Caretta caretta que en cetáceos como las ballenas y delfines. Definen que los reptiles marinos son víctimas constantes al confundir las bolsas plásticas con medusas.