Durante décadas la relación que tienen los gatos con este elemento natural, el agua, no es tan agraciada. Desde programas de televisión hasta dibujos animados han demostrado la intolerancia que la mayoría de los gatos tiene contra este elemento. Pero, ¿por qué?
La verdad es que no hay razón exclusiva acerca de este comportamiento, pero los expertos tienen sus hipótesis.
Se dice que, el origen geográfico de los gatos se sitúa en el Medio Oriente. Las planicies de esta región, en su mayoría, son desérticas los que hace pensar a los estudiosos que los ancestros de los mininos muy probablemente no tuvieron contacto constante con el agua, trasladándoles esto en la genética a los mininos modernos. Actualmente, los gatos han invadido con amor los hogares en diferentes partes del mundo, enamorando a sus amos con su característica ‘gatonalidad’, a pesar de que no les guste el agua.
Otra creencia interesante es que por ser animales extremadamente cautelosos el meterlos de forma rápida en el agua hace que se cree cierto rechazo contra el elemento. Recuerda que, cualquier cosa o elemento que llame la atención del gato; primero, debe ser observado y analizado meticulosamente antes de adentrarse o interactuar con él.
Es por ello que se recomienda ser sutil cuando lo vayas a bañar. Debes jugar, mostrarle poco a poco y con paciencia que es agradable sentirlo y que no corre peligro con ello.
Para cerrar, también se dice que por ser animales cazadores a los que les gusta saltar y escalar, el estar empapado de agua hace que se torne más pesado haciéndole menos veloz.
La verdad es que sea cual fuere la causa es bastante curioso que esto pase. Cabe acotar que no todos los gatos son acuafóbicos. Los tigres de bengala son felinos a los que les encanta el agua, al jaguar también; y, para mencionar raza de gatos domésticos, el bengalí es uno de ellos.
Por cierto, ¿A tu gato le gusta bañarse? Deja tu comentario y anécdotas acerca de ello.