Surgidas a partir de necesidades humanas.la gran variedad de razas caninas denota lo imprescindible que han sido en su vida; a la cual están cada vez más ligada por la fuerza del amor
Cuando un número relativamente importante de perros presenta rasgos y conductas muy parecidas entre ellos, y que se han transmitido de forma estable durante varias generaciones, luego de un proceso de selección realizado por el hombre; entonces estamos en presencia de una “raza”.
Para que cierto grupo de perros con similares características sea reconocido como “raza”; se debe asegurar que el cruce de parejas del mismo tipo siempre produzca descendencia con iguales rasgos distintivos. Algunos dicen que al menos por diez generaciones.
Domesticación ancestral
El proceso de cruces selectivos ha sido constante desde que comenzó hace aproximadamente 30.000 años, cuando algunos lobos, quizás los más mansos; merodearían campamentos humanos provisionales en busca de comida; produciéndose los primeros contactos que luego derivarían en su domesticación y progresiva transformación en el perro tal como lo conocemos hoy día.
Al facilitar o limitar rasgos específicos a través de sucesivos cruces controlados, sumado a la gran capacidad adaptativa de los caninos; el hombre fue creando diversas razas con características diferentes según sus requerimientos, en gran parte determinados por el entorno ambiental donde se desenvolvía.
El resultado al día de hoy, es que se reconocen entre los 337 y 500 razas caninas, las cuales muestran una gran variedad de aspectos. Pero, también, se ha determinado que estas notables diferencias no constituyen una clasificación biológica aparte o exclusiva; ya que todos los perros son genéticamente muy semejantes, y las diferencias se han obtenido manipulando sólo un pequeño número de genes.
Las asociaciones caninas internacionales establecen los estándares referenciales de cada una de las razas. No obstante, también ha ido surgiendo un vigoroso movimiento que cuestiona moralmente estos procesos de selección; ya que han inducido, entre otras cosas, a la prevalencia de enfermedades genéticas muy difíciles de controlar.
En la actualidad, muchos Petlovers sencillamente se han apegado por amor a sus perros, prestándole muy poca atención a la raza o al pedigrí, y demostrando en la práctica que siempre habrá lugar para todos los peluditos, reconocidos o no.