Investigadores de la Universidad del Pacifico, o Pacific University, en Oregon, advierten que el ruido producido por los distintos ambientes de la metrópoli afecta en las especies silvestres.
Humanos y aves, a todos por igual
En los humanos, por ejemplo, la contaminación acústica afecta el rendimiento intelectual de cada individuo. Y, según informes publicados en la revista Proceedings of the Royal Society, dichos resultados se han notado en niños escolarizados cerca de aeropuertos.
Los estudios realizados en animales no humanos han sido pocos, pero dentro de este porcentaje de investigación el resultado está presente; afectando entonces a los pájaros con cerebros altamente desarrollados y cuyas capacidades cognitivas son esenciales para orientarse.
Afecta la socialización y alimentación
El equipo de investigadores de la Pacific University realizó varios test a especies de diamantes mandarines, Taeniopygia guttata, reproduciendo el ruido del tráfico automovilístico. El resultado fue impresionante al observar que la mayoría de los ejemplares desviaba el vuelo para acceder a la comida. A su vez, se tiene prueba de que el ruido también afecta la socialización.
Aquellos ejemplares que no fueron sometidos a la prueba de contaminación sonora mostraron habilidades de aprendizaje y asociación con colores y distintas recompensas.
El investigador Christopher Templeton, autor del estudio, expresó que este es el primer análisis que examina cómo afecta el ruido del tráfico y las maquinarias en las capacidades cognitivas de las aves.
Según los expertos, la tensión sonora generada por maquinarias y otros elementos son factores que ayudan al deterioro de las capacidades cognitivas de las aves. Esto es algo que en un futuro próximo afectará de manera masiva en la adaptación de diversas especies en su entorno.