Los tiburones se han ganado la reputación de los máximos depredadores del océano. Pero ¿por qué? Conoce el as que los escualos traen bajo la manga o, mejor dicho, bajo su hocico con algo llamado Glándulas de Lorenzini.
Estas ampollas o glándulas fueron descubiertas por el italiano Marcello Malpighi, pero fue el doctor Stefano Lorenzini quien las describió con detalle en 1678. Todos los seres vivos cuando se mueven, todos los seres vivos emiten estímulos nerviosos como consecuencia de las contracciones musculares. Algunos animales, como el tiburón, la raya y las quimeras, son altamente sensibles a estos impulsos gracias a electrorreceptores capaces de captarlos.
Las ampollas o glándulas de Lorenzini están agrupadas en diferentes partes de la piel, preservando una simetría bilateral, y cada especie tiene un patrón específico. Los escualos las utilizan para radiar peces heridos o paralizados. Esta facultad los hace más sensitivos a los campos electromagnéticos que cualquier otro animal. Dichos impulsos pueden ser detectados inclusive si la presa se encuentra bajo la arena.
Son órganos sensoriales especiales, formados por una red de canales que se encuentran en vertebrados acuáticos, recubiertos por una sustancia gelatinosa, y conocidos como condrictios, palabra que hace referencia al esqueleto de cartílago, tal como el de los tiburones.
La línea bilateral se encuentra en todos los peces dividiéndolos en mitades “quirúrgicamente” idénticas, y sirve para detectar vibraciones.