La Madre Naturaleza es sabia y dentro de su equilibrio destacan algunas especies que, se podría decir, trabajan los 365 días del año. ¿Quiénes son? Adéntrate a estar laboriosas líneas y conoce alguno de ellos.
Pez lábrido, limpiador por vocación
Llamativo y territorial es un pez que habita en arrecifes y demarca muy bien su zona laboral mejor conocida como “estación de limpieza”. Popular entre los habitantes de los arrecifes atare a peces de cualquier tamaño, estos solicitan los servicios del limpiador adoptando posiciones fijas con las aletas extendidas. Los peces de gran tamaño también aprecian sus “actividades comerciales” abren sus bocas para que el lábrido elimine cualquier suciedad que pueda haber entre sus dientes.
Para él, este es un trabajo con recompensas alimenticias porque se alimenta de parásitos externos o de tejidos dañados de sus clientes.
Castor, incansable constructor
Este arquitecto e ingeniero pasa gran parte de su vida construyendo diques en arroyos o ríos con el fin de crear una madriguera lo suficientemente cómoda para él y su familia. Utiliza troncos y ramas que el mismo corta con sus afilados dientes. De allí también aprovechan las pequeñas ramas, cortezas y semillas de las cuales se alimenta.
Diversos estudios han revelado que gracias a su ardua labor los castores ayudan a eliminar algunos contaminantes de los arroyos. Al mismo tiempo sus diques o pequeñas represas previenen de inundaciones y perdida de suelo agrícola en las poblaciones adyacentes.
Hormigas, comunicación, protección y trabajo en equipo
Si se contabilizara la cantidad de hormigas existentes en el planeta sin duda superaría la población mundial humana por millones.
Estas comunidades laboran día y noche ¡sin parar! Se comunican y cooperan mediante sustancias químicas que las conducen a la fuente de alimento o las alertan del peligro. Tienen rangos entre si y grupos que se encargan de labores específicas como, por ejemplo, los obreros, recolectores, guerreros, niñeras, entre otros. Su tarea es mantener, expandir la colonia o reino, cuidar y alimentar a la reina, proteger los huevos y a las crías que serán la nueva generación y parte esencial de la colonia.
Pergolero satinado, artista obsesivo y eterno enamorado
Este seductor y “decorador de interiores” levanta su hogar con finas ramas y la decora de una forma peculiar. Usa objetos del mismo color, sea azul o rosado, con la finalidad atraer a la hembra a su recinto e impresionarla para asegurar la próxima generación de la especie.
Esta ave es tan obsesiva y meticulosa con la decoración que puede pasar horas eligiendo objetos que adornaran su hogar y si, en su ausencia, alguno de estos detalles se mueve a consecuencia del viento, el pergolero vuelve a colocarlo en su lugar.
También, pinta el interior de su hogar con una pasta de origen vegetal que el mismo machaca dándole tonalidad y también sabor, porque en ocasiones las hembras la deleitan. Una vez lista toda la decoración el seductor satinado baila y aletea mientras que su posible pretendiente le observa. Si por el contrario el trabajo y señales no son acertadas para la hembra esta se retira del lugar para detallar otras decoraciones.