La visión de los felinos siempre ha fascinado al ser humano. Descubramos qué hay detrás de su enigmática retina.
El felino, en cualquiera de sus categorías, doméstica o silvestre, es uno de los depredadores más precisos y letales del reino animal. La naturaleza lo ha dotado de capacidades para acechar a su presa en aquellos lugares donde la penumbra es la que “ilumina”.
Las personas tienen un campo visual de 200°, mientras que los felinos gozan de 40% más. La ventaja del ser humano es que tiene tres tipos de células cono receptoras de matices, lo que le permite detallar gamas que el gato no puede. Por ejemplo, los mininos y los perros, debido a que no poseen la misma escala cromática que los humanos, solo reconocen tonos azules, verdes y amarillos.
Los ancestros de los gatos domésticos necesitaron evolucionar para maximizar sus habilidades predatorias. Es por ello que aún se mantienen en la cúspide piramidal alimenticia.
Aunque no puedan detallar las cosas en total oscuridad, los gatos tienen la facultad de ver mejor en lugares donde la luz es tenue. El tamaño de sus ojos y una membrana especial influyen para que esto suceda, permitiéndoles entonces observar de seis a ocho veces mejor que otros animales, debido a que las células receptoras de iluminación son mucho más sensibles.
Pero su percepción no es perfecta: presentan dificultades a corta y a la larga distancia. Su campo ideal se encuentra entre los tres y los seis metros. A partir de allí, padecen de una ligera miopía debido al tamaño del globo ocular.
Tapete reflector
Muchos animales vertebrados poseen un tejido en la retina, o detrás de esta, que les facilita la visión. En los felinos, dicha membrana es conocida como tapetum lucidum, y es la responsable de aumentar hasta 50 veces cualquier rastro de luz. Esta capa de células actúa como un espejo que refleja los rayos luminosos, incrementando la claridad y mejorando la visión del animal en condiciones de poca iluminación. Además, es la causante de que los ojos de los gatos “brillen” en la oscuridad. Este tejido está ausente en el ser humano y en aquellos animales cuya visión es predominantemente diurna.
Otra característica interesante de los felinos es su facultad binocular que le permite apreciar su entorno en tres dimensiones, ayudándole a mantener una excelente orientación en cuanto a la proximidad de los objetos y, por ende, de sus presas.
Poseen un tercer párpado, conocido como membrana nictitante, ubicado en el ángulo interno del globo ocular, cuya función es proteger el ojo de agresiones externas, además de mantenerlo limpio y lubricado.
Estructuras adicionales, como los bigotes, les permiten desplazarse casi en total oscuridad, debido a que funcionan como radares que captan perturbaciones causadas por objetos y temperaturas, logrando así ubicarse sin muchos inconvenientes.